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sábado, 2 de enero de 2010

Las metaleras también lloran y se enamoran (en muchos casos más que emos)

Año nuevo, ciudad nueva. Arequipa es la cuarta ciudad donde me he mudado, habiendo logrado el objetivo de trabajar en ese canal local con cobertura nacional y donde mis expectativas se incrementan. Es difícil alejarme más de mi oriunda ciudad, sobre todo de mi madre y mis hermanos, sin embargo ellos me dieron todo su apoyo y fuerza para seguir adelante.
Trasladarme del Valle del Cumbe hacia la Ciudad Blanca ha sido toda una travesía debido a que llegué el último día del año cargando todas mis pertenencias y mis ilusiones. Afortunadamente la empresa que me contrató me brindó las facilidades de darme un aceptable departamento en el barrio de Cayma muy cerca de un conocido centro comercial donde queda el canal.

Después de haber ordenado algo en el nuevo hogar y ante el inicio de mi claustrofobia salgo a latear para conocer esta interesante fauna. Luego de una cajetilla de lucky seven y casi perdiéndome en el tumulto de gente que se apresura por recibir el año 2010 pago una luca y me siento en una cantina de infernet a ver a quien encuentro. The are the children of the underworld de Deicide es el primer tema que elijo en el youtube, un poco de buena bulla me caerá de ptm.




Entre varios de los contactos del messenger encuentro a un brother metalero arequipeño a quien manye por myspace de mi banda, al enterarse de mi llegada a su ciudad me invita a encontrarnos con una mancha e irnos a la jato de una flaca a beber harta chela y escuchar mucho metal. Atraco en one.

El lado oscuro
Estar en otro lugar con gente que aprecia lo que haces es muy bacano sobre todo cuando existe esa hermandad con los metaleros; pero esta noche no es muy común pues la anfitriona de la jato observa mucho a un pata, es tan obvio que por un momento todos se han callado para escucharle hablar a este man.
Ella con el cabello largo, lacio, de color negro y mechas rojas sigue observando al pata y yo a ella. Cada gesto que él hace ella le sigue en la mirada, recorre sus manos por un instante y llega hasta el vaso con chela.
Nunca observé a nadie al detalle cuan inmenso puede ser el sentimiento sin importar las preferencias musicales, religiones o ideologías, ese sentimiento es total y ella sí que lo demuestra.
Lo sorprendente para mí es que la chica ha pegado el llanto en el firmamento saliendo despavorida de la sala, el resto no se impresiona.
Trato de entender lo que sucede y a simple vista han sido enamorados, parece que él la shoteo, no obstante permanece en la reúna. Me he palteado tanto que he salido a ver que sucede con la chica paso por su lado y me mira, dice que me quede y que la escuche.
Hablamos buen rato, ya está más calmada, me pide el número de móvil para volver a vernos.
Luego de la brutal borrachera con harto metal estoy mirando hacia el techo de la habitación tratando de encontrar respuestas a millones de interrogantes que tengo desde niño lo cual no entraré en detalles, prefiero cerrar lo ojos y empezar a jatear





Llorar y llorar
Son las 2 de la tarde del primer día de enero, el cerebro me explota, un duchazo de agua fría me dará la solución para ir a almorzar y terminar de ordenar el desastre que originé al llegar ebrio y arremeter contra todo.
El agua discurre por mi cabeza y recuerdo la escena de la mirada de esa chica hacia el pata, sigo impresionado.

El resto de la tarde la he pasado en casa viendo películas, en el momento menos esperado suena el móvil y al responder ella me dice que quiere hablar conmigo, insistiendo en llegar hasta donde estoy, ante ello le doy la dirección. Sí, es la chica de anoche, la esperaré.

Al abrirle la puerta del depa todo se ha inundado con su dolor pues sus lágrimas han sido el maretazo de un sentimiento aparentemente puro y del cual extrañamente me siento culpable, no se porque chucha, pero por alguna razón asumí esa situación.
Le he servido un vaso con agua y ella no deja de llorar, mirando por la ventana hacia la calle. Sigue siendo el mismo rollo de anoche que ella sí y él no y etc. Con mucha paciencia le escucho cada detalle y sin darnos cuenta anocheció, le digo para salir a caminar o comer algo.
Llegamos a una hamburguesería y entre el pedido de con todas las cremas y harto ají ella vuelve a llorar – ahora si me empieza a joder – no me queda otra que darle el apapacho de buena onda a ver si se detiene, pero de forma inesperada ella me dice que la lleve el departamento.
Me siento palteado pues pensar que me follaré a la chica que lloriquea por otro man es excitante y muy peligroso, sin embargo dejo de pensar en esa posibilidad y solo espero lo que demonios tenga que suceder.
Una vez dentro del depa ella vuelve a llorar pero esta vez sin decir nada, sin moverse, es casi una momia, no se inmuta más que para mirarme y dejar caer sus lágrimas.


Destino Final
No se como rayos estamos echados uno frente al otro en mi cama, solo nos miramos; no se que coño decirle, no se que carajo hacer, dudo que sea un momento adecuado para utilizar algún mecanismo de seducción, y ahora?
Ella me pide que le cuente algo, así que empiezo por un proceso de mi vida en el que conocí a una chica x que luego fue mi enamorada y con quien la pasamos de ptm.

Soy tan detallista con la historia que veo luego de una hora que ella se quedó dormida, de ese modo prefiero también jatear, me abrigo hasta el cuello con la frazada y le tapo bien a ella para que se sienta cómoda y sin en incómodo frío de la madrugada.


Al despertarme me veo frente al teclado de la computadora, con una asesina resaca y con la primera letra del nuevo post que pensé escribir al llegar luego de la celebración en un bar cajamarquino por el año nuevo.