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domingo, 23 de agosto de 2009

Una noche en la otra vereda

Acabo de levantarme de una reconfortable siesta, mi mente esta despejada y estoy dispuesto a cometer ese delito. Son las 6 de la tarde, el frío ingresa a través de los quelcos, mis pies están helados por lo que decido saltar unas veinte veces en la cama. Enciendo la tele, los avances informativos dicen que esta vez han vuelto a acabar con uno de ellos, parece que sus vidas poco o nada valen y que siempre vivirán mirando detrás del espejo, que mierda.

En la ciudad de la furia

Tengo todos los elementos para lograr la debida apariencia, mi concentración es total, mi alma limpia de energía negativa y mi actitud asumida al máximo. Hoy me toca conocer a mi otro yo que esta vez tiene mucho miedo pero asumo que la situación es contraria debido a la (des) afortunada primera vez.

Me he tomado buen tiempo para obtener los debidos resultados y veo que estoy apunto de incursionar en ese extraño mundo de abajo donde todos quieren llegar pero a la vez desean salir. Pensé en buscar alguien que me haga la taba por si termine abollado peor que piñata de mongolito, sin embargo correré el riesgo solo.

El abrigo dejado por mi padre me servirá para ocultar mi identidad pues disimula mis sexys y a la vez atormentados detalles en la ropa que pude adquirir lateando harto por las calles del alborotado centro comercial Gamarra.
Una combi no es la más indicada para trasladarme hacia ese oloroso mundo, así que prefiero chapar un taxi rumbo al inicio del fin de mi existencia, porque todo puede pasar (humillaciones, golpes, escupitajos, insultos y hasta la muerte)

“Señor lléveme a esa avenida de Lince donde andan los del tercer sexo”, sorprendido y temeroso el chofer acepta mi subida y arranca. “Joven usted se dedica a ese negocio?” me pregunta dudoso el taxista y le respondo que es la primera vez que cometeré ese delito. “hay que ser bien loca o estar necesitado para hacer eso joven”, sentencia el hombre del volante.

Estoy temblando pues me recago de frío, la neblina se apoderó del gris cielo capitalino, he saludado a todas (os) y me han explicado que hacer en circunstancias difíciles cuando esté cruzando la línea de mi insignificante existencia. “Suerte Alejandra, esta será tu noche”, un (a) entusiasmado (a) compañero (a) da una palmadita en la nalga. Que chucha hay que jugársela, pienso.


I Try

Toda una vida recibiendo los debidos consejos de mis padres de mantener mis valores morales y mis principios como ser humano para terminar en una podrida calle con olor a perfume barato, es lo que me pasa por la cabeza mientras doy varios toques al cuarto marlboro light de la noche al instante que me muerdo la lengua por jugar con el halls. (Conchasumadre todo me vale huevo)

“Hola flaquita hoy quieres divertirte” el primer incauto de la noche se aparece observándome de pies a cabeza mas arrecho que perro de techo. “Cruza el amor y yo cruzaré los dedos”, le digo. El pata se paltea y le recrimino que es una canción de Cerati a dúo con Páez que escuche antes de venir a este fucking lugar. El pata se vuelve a paltear y se quita. Lárgate marica jijunagranputa pa’ lo que me iba a servir tu puto dinero.

Transcurrieron varias horas y el frío de julio se incrementaba, yo con toda y la mala sangre he shoteado a varios clientes, ninguno me pareció “el indicado” para debutar en ese desgarrador oficio.

“Me orino carajo”, le comento a mi compañero (a); no se donde demonios ir a mear hasta que lateo varias cuadras y unos patas me persiguen en un auto jodiendome como mierda.
Me han dicho varias vainas, me han hecho cagar de risa, pero la ultima frase me reventó así que decido mandarles al mismo infierno y uno de ellos más enpinchado que yo se baja del auto y me agarra del cuello, los otros m{as pendejos me agarran por detrás y me bajan el lompa (perdí csm).

Alguna puta estrella del firmamento me ha iluminado apareciendo en ese asfixiante momento una camioneta del Serenazgo, los manes en one me dejaron y se quitaron corriendo hasta trepar en su auto con rumbo desconocido. Al generar un chongazo por la bulla varios vecinos han salido de sus casas.
Al intentar levantarme luego de la brutal gomeada escucho una melodiosa voz que me pregunta si estoy bien, mi reacción no es mas que mantener la cabeza hacia abajo, no me atrevo a descubrir a quien tengo al frente pero al instante ella me toma del rostro obligandome a mirarla. “Por la puta madre, que hermosa mujer”, es lo primero que me pasa por la mente. Ella recontra buena onda me ayuda a levantarme y me lleva hacia su jato.



Corre Alejandra corre

Ella muy amable me atiende como enfermera de clínica privada, me ha hablado muchos temas referentes a ese puto negocio y me ha recomendado que deje todo y busque una mejor vida. Sus consejos han sido tan oportunos, pues venir de esos maravillosos labios me ha dejado cojudo. Se ha pasado preguntándome mi nombre y yo no he soltado palabra alguna, hasta que me atrevo a abrir la boca: “Me llamo Alejandro”, “Ah mira tu yo me llamo Alejandra, es una extraña coincidencia” culmina ella.

Me propone conversar hasta que se me pase un poco el dolor, yo solo puedo observarla pero carajo quiero decirle que es la mujer más hermosa del mundo y que quiero pasar el resto de mi vida a su lado, no obstante prefiero el silencio.

Ella sube las escaleras y me pide que le espere pues regresará con una almohada y una frazada por si no me recupero para pasar la noche.


No le he pensado dos veces, estoy corriendo de nuevo por la misma avenida, lo único que quiero es gritar como mierda, decir que la vida es una mierda y esperar a que se acabe el mundo de vidrio.

He vuelto a despertar, al verme en aquel lugar ella esta sentada en el mueble y ha colocado mi cabeza entre sus piernas, suavemente acaricia mi rostro y tararea una melodía conocida, me mira y me dice “I only happy when it rain”, yo vuelvo a cerrar los ojos y a disfrutar ese momento que espero nunca acabe.

1 comentario:

mquirozsantaya.blogspot.com dijo...

Fantasia o realidad?. podria iniciar asi mi comentario de este relato que refleja la realidad en la que muchos peruanos estamos. con la pobreza espiritual y economica, envidias, desempleo,etc etc, ètc.

La búsqueda del sustento diario se convierte hoy por hoy en una psicosis social de grupo, el mas fuerte es ahora el que tiene la posiblidad de tener el mundo a sus pìes; en el caso especifico d tu relato el pata que quiere consequir un billete para sobrevivir es un ejemplo claro del mundo social en el que vivimos lleno de pendejos.

Realidad o fantasia se convierte de alguna manera en uin hecho real que desconozco si hayas podido pasar por ese trance , pero vale la pena hacerlo publico

Soc. MANUEL GIOVANNY QUIROZ SANTAYA